miércoles, noviembre 26, 2008

Una sarta de cosas


Escucho el andar costante que olvida los olvidos de un transeunte perdido,
el sencillo andar de quien mira hacia delante sin mirarse en el ombligo
el navegar tranquilo del nerviosismo de sentirse protegido,
y sin apuros,
en la calma te miro a los ojos cantando
con el aire caliente en garganta,
con la pierna dormida de escamas
con la luz, en silencio
con la mesita de hada
los cambios molestos de luz en la cama
con la luna,
con el coche,
con todos y cada uno,
de tus reproches.

Por decir,
no digo nada,
mas asi escrito
voy alegrando la marejada.
La que dejas en mis sabanas,
la que pregunta de dia
y quando llega la noche?
La que decalza perdia,
vaa ganando alzas en tu escote.

A la bella durmiente
y su manzana,
a los mirlos del poeta,
a Adan, y su manzana,
a Eva
al gusano
y al abuelo cebolleta,
a todos y cada uno des los perdidos sin causa
al viento y la libertad,
a la botella
al estio gelado
al garfo en la mano del capitan
al tesoro de la libertad,
al componerle coplas al amanecer,
al vislumbrar un recto trazer
al verte y no verte,
al serete,
al visto bueno de las niñas guapas por las mañanas riendo junto a sus piernas,
en la sabanas,

Y vete a cantarle a la luna
a por monedas de tuna,
tunante, borracho.
Al pasota al cantor y al embustero
a una escala en si bemol.
De no saber conociendo la causa
a causarle conociendo la exacta...
Va un trecho,
yo no se tu,
pero yo,
no lo he echo.

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